Kathryn Bigelow va a por la “triple frontera”

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"En tierra hostil" se convirtió en la sorpresa de 2010

Pese a las buenas formas declaradas por James Cameron, no le debió hacer mucha gracia al realizador que su antigua esposa le arrebatara los mejores Oscar en la fatídica noche -sobre todo para el responsable de Aliens– de 2010, cuando se entregaron las estatuillas del hombre dorado y desnudo. Y eso que el responsable de Titanic había enriquecido previamente a la industria del celuloide en pleno, a través de los excelentes beneficios en el box office logrados por Avatar. Pero la vida resulta impredecible; y, metafóricamente, David -personificado en los artificieros de En tierra hostil– se cargó sin trampa ni cartón al Goliat de Pandora. Sin embargo, la venganza es un plato que se suele servir frío; y, en el caso de Cameron y Bigelow, esta sentencia puede haberse traducido en confianza dineraria.

Pese a conseguir los Oscar más importantes con "En tierra hostil", Bigelow está teniendo problemas para financiar su nuevo proyecto

Mientras al autor canadiense de Terminator le llueven los millones en cuanto se planta en una firma crediticia medianamente ambiciosa, la californiana Bigelow debe ir a paso de torquga –tacita a tacita- para reunir una cantidad medianamente atractiva, que le permita acometer su nueva apuesta cinematográfica. Triple Frontier es el título de la aventura que tiene estos meses descompuesta, a base de balances, a esta cineasta de más de metro ochenta.

"Acero azul" fue la carta de presentación cinematográfica de la realizadora, aunque ya había dirigido "Los viajeros de la noche"

Tres países colindantes como son Paraguay, Argentina y Perú dan pie a una trama -con pura adrenalina argumental y altamente activa- de la que se encarga, sin muchas muestras de trasparencia prematura hacia los medios de comunicación, el guionista de En tierra hostil: Mark Boal. Probablemente, el dinero –pese a ser la última ganadora del Oscar a la Mejor Película- esté suponiendo un problema a corto en las aspiraciones creativas de Bigelow; justo lo contrario que sucede por la parte interpretativa. Según publicó la revista Variety hace algún tiempo: Tom Hanks, Will Smith, Johnny Depp y Leonardo DiCaprio son algunos de los actores de relumbrón que ya se han interesado -distraídamente, como el que se deja querer- por la historia que está horneando en su cerebro la responsable de Días extraños. Un elenco así sin duda haría caer la baba a más de una productora; sin embargo, el asunto está aún pendiente de un empujón para que pase de preproducción a filmando.

"Días extraños", con perdón para "En tierra hostil", sigue siendo la mejor obra de Bigelow

No obstante, pese a los premios recibidos durante el presente año, la carrera de la ex de Cameron siempre se ha movido por el fino filo de navaja, existente entre la factoría del entretenimiento más señera de Hollywood y el universo indie (categoría presupuestaria dada en Estados Unidos a cintas que en Europa o Asia serían consideradas como auténticos blockbusters). Eso le ha permitido poder expresarse mejor a través de su particular lenguaje visual, mucho más cercano al trabajo de campo con actores y técnicos que a las virguerías escénicas de su antigua pareja. La tensión es el elemento en el que mejor se mueve esta mujer de agrio carácter, y controvertidas opiniones que han levantado más de una ampolla entre la respetable intelectualidad de su país. La afiliación a ese sentimiento hace que, a pesar de que muchos de los títulos de su filmografía sean demasiado irregulares o poco concisos, las obras de Bigelow guarden algunas secuencias de las que provocan que el receptor se concentre en la pantalla, simplemente para comprobar qué es lo que va a pasar en el fotograma siguiente.

La ex de Cameron popularizó el surf en "Le llaman Bodhi"

La excelente Acero azul (1989), un largometraje que demostraba que se podía conseguir un producto de calidad aun amparado en la estética de los telefilmes ochenteros, abrió el camino internacional a una directora que nunca se ha contentado solamente con agradar a los mandamases de la Meca del Cine. Para ella habría sido muy fácil continuar sin más por la senda del thriller policiaco, sobre todo tras comprobar que se le daba bien. Pero decidió cambiar en su largo posterior, internándose sin medida en el subgénero surfista con robos de por medio, en la poco valorada y divertida Le llaman Bodhi (1991). Los aficionados respondieron agradablemente en taquilla a la apuesta de la estadounidense; y, después de recoger su parte en los beneficios, la filmadora volvió a girar en un sentido inesperado. La futurista Días extraños (1995) dio buena cuenta de las aptitudes visionarias de Kathryn, dejando el germen de la que es –hasta la actualidad- la cinta más conseguida de la creadora con claqueta. En este caso, los espectadores no acudieron a las salas en números tan elevados como ocurrió con Le llaman Bodhi, pero la realizadora salió por la puerta grande del reconocimiento colectivo. Una meta más ganada en su particular camino curricular. Ahora tocaba el turno de dar otro volantazo, y lo hizo. La literaria y barroca El peso del agua (2000) fue el resultado del acto. Con ella, Bigelow no logró causar ni frío ni calor en el público. Sin embargo, la dama no se rindió y, a pesar de su medio fracaso, viró una vez más de rumbo. Así surgió K-19: The Widowmaker (2002). Un submarino nuclear protagonizó esta película bastante inconexa y de emotividad desperdiciada, con errores de bulto como el de disfrazar al héroe Harrison “Indiana Jones” Ford de soviético. La producción no convenció ni a los antiguos mandatarios del Kremlin; sin embargo, la fémina de la cámara convulsa no se arrugó frente a los que cuestionaron su trabajo.

"El peso del agua", por su parte, es una de sus producciones más irregulares

Tanta constancia la llevó, contra todo pronóstico, a ganar los máximos galardones de la Academia de Hollywood con la bélica En tierra hostil. Venció a todos los competidores en la lucha, incluyendo a la paisajística y multimillonaria Avatar; y subió al escenario con la compostura y el orgullo de una fémina que hizo valer su talento ante los que solían mirarla de soslayo.

Los vampiros de "Los viajeros de la noche" abrió un currículum caracterizado por los giros creativos

Semejante fuerza es una garantía para que unos milloncejos de nada no paren a Kathryn Bigelow, si quiere plasmar en versión de celuloide su idea de una “triple frontera”.

¿Esparará Bigelow a terminar "Triple Frontier" para coincidir en los Oscar con "Avatar 2"?

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