Ian Holm, adiós a Ash y a Bilbo

El veterano actor británico de "Alien, el octavo pasajero" y "El señor de los anillos" falleció el pasado 19 de junio en un hospital de Londres, víctima del Parkinson.
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Ian Holm acredita una extensa carrera como actor, con títulos tan famosos como “Carros de fuego” y “Greystoke”

Ian Holm se convirtió con tesón y versatilidad en uno de esos intérpretes que cualquier generación de espectadores puede identificar con algún personaje icónico e inolvidable.

Sus más de cien intervenciones en series y películas de cine han propiciado que los aficionados a las caracterizaciones esforzadas fijaran su mirada en este hombre de apenas 1,65 de estatura, aunque solo fuera en uno solo de sus trabajos ante las cámaras, y lo asociaran rápidamente con un título significativo de su extenso currículo.

El quinto elemento, Carros de fuego, El almuerzo desnudo, Robin y Marian (que rodó en España), Greystoke, Desde el infierno, El hobbit… La lista de sobresalientes apariciones, casi siempre desde el plano de los ilustres secundarios, de este capitalino educado en la Royal Academy of Arts (RADA) y en los púlpitos isabelinos de la Royal Shakespeare Company es inmensa, y abarca más de cinco décadas de aplausos y reconocimientos.

Después de superar con éxito el ataque de un devastador cáncer de próstata (en 2001), la enfermedad de Parkinson ha sido la causante de la muerte de este actor irreemplazable, al que los más jóvenes aprendieron a admirar por medio de la figura de Bilbo Bolsón; debido a su caracterización del ambigüo elfo, en la trilogía de El señor de los anillos y en dos entregas de El hobbit.

Ian Holm, en “El dulce porvenir”, de Atom Egoyan

A principios de este devastador y pandémico 2020, Ian Holm Cuthbert fue visto en público por última vez el pasado mes de enero, cuando acudió al Newport Beach Film Festival’s Icon Award, en la urbe del Támesis.

No obstante, su retirada de las pantallas se mantenía desde 2014, cuando intervino en el film El hobbit: La batalla de los cinco ejércitos, a las órdenes de Peter Jackson.

IAN HOLM NUNCA HUYÓ DEL RIESGO INTERPRETATIVO

Nacido en un hospital psiquiátrico, por la ocupación de sus progenitores, Holm siempre fue un especial investigador de la psique de cada uno de los papeles que cayeron en sus manos. Precisamente, ese interés por adentrarse más allá de lo que exponía el libreto o el guion le otorgó la técnica necesaria para crear caracterizaciones tan memorables y asfixiantes, como la del frío y agresivo Lenny, en The Homecoming (Peter Hall, 1973); o la de un emperador seductor, complaciente y egocéntrico, en la serie Napoleón y el amor (1974).

Armas de perfeccionismo escénico que le abrieron muy pronto las puertas del cine, donde encadenó numerosos trabajos de altura, en clásicos del tipo de Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979); Desde el infierno (Hermanos Hughes, 2001); Los héroes del tiempo (Terry Gilliam, 1981); o El almuerzo desnudo (David Cronenberg, 1991). Toda una galería de personajes determinantes, que le valieron para obtener una nominación a los Oscar de Hollywood, como Mejor Actor Secundario en 1982, por su espectacular encarnación del entrenador de Carros de Fuego (Hugh Hudson, 1981). Un premio que no fue a parar a las manos de Sir Ian, sino a la amplia colección de distinciones de Sir John Gielgud, por su impecable trabajo en Arthur, el soltero de oro.

Ian Holm no dejó indiferente a nadie, con su caracterización como el androide Ash, en “Alien”

Singular y poco amigo de los encasillamientos y los roles de fácil ejecución, Holm no dudó en ser uno de los máximos valedores de cineastas del circuito independiente, tan celebrados como Atom Egoyan y David Cronenberg. Un gusto por romper moldes, que también practicó en la manera de implicarse en cada uno de los papeles a los que puso rostro y nervio. Dentro de esa tendencia por llegar hasta los límites más insospechados, el londinense no dudó por ejemplo en protagonizar su primer desnudo frontal en una película; y lo hizo  sin recato alguno a los 69 años. en El secreto de Joe Gould (Stanley Tucci, 2000).

Con la desaparición del alter ego del agresivo y peligroso androide Ash (Alien, el octavo pasajero), el arte dramático pierde a uno de los talentos más afilados para acercarse a un personaje, siempre avalado por su perspicacia aprendida a través de los textos del bardo de Stratford-upon-Avon. Al fin y al cabo, el actor de The Borrowers nunca abandonó la máxima que identifica al mundo con un escenario interminable.

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