Guy Ritchie necesita las calles estrechas y asfaltadas de la urbe del Big Ben, para desplegar su imaginación de barra de pub y “birras” espumosas. Un espacio vital, en el que no pueden faltar una buena partida de dardos, un billar humeante y mucha palabrería esquizofrénica; caldo suculento del que han surgido obras tan admiradas como Lock, Stock and Two Smoking Barrels (1998), Snatch: Cerdos y diamantes (2000) y RocknRolla (2008).
Lejos de la capital isleña, el cineasta se siente perdido; como alguien alejado de su hábitat creativo natural. Esto se ha podido constatar tras los resultados un tanto extraños y poco convincentes de las movies que el inglés ha orquestado lejos de su demarcación favorita, y que .por ejemplo- se puede constatar por la escasa frescura audiovisual desplegada en la versión con actores de carne y hueso de Aladdin (sensaciones de cierta falta de efectividad, que igualmente mostró la estilosa Operación U.N.C.L.E.).
A Ritchie le va el ritmo que marcan los hampones alimentados con las humedades del Támesis, y ese escenario es el que vuelve a imperar en su nueva película: una aventura entre Inglaterra y Estados Unidos, que lleva el título de The Gentlemen (nombre que ha quedado más o menos fijado, después descartar los de Toff Guys y Bush).
Los debutantes Ivan Atkinson y Marn Davies (principiantes en cuanto a escribir guiones, aunque ya habían colaborado anteriormente con el cineasta en otras facetas) y el propio Ritchie han pensado una historia cargada de situaciones hilarantes, diálogos con múltiples lecturas, tipos mediados por el surrealismo de la violencia medioambiental, y muchos efectos digitalizados (habituales ingredientes en las obras del que fuera esposo de Madonna).
GUY RITCHIE SIGUE ABONADO A LOS REPARTOS ESTELARES
Las primeras imágenes llegadas a los medios de comunicación parecen establecer un hilo de conexión entre The Gentlemen y la valorada trilogía londinense, formada por Lock and Stock, Snatch: Cerdos y diamantes y RocknRolla; como si se tratara de un viaje subliminal y regresivo a sus mejores tiempos en el séptimo arte. Aspecto creativo que ha animado a gran parte del elenco escogido, a la hora de aceptar su intensa colaboración con el singular director británico.
Un casting en el que se dan cita intérpretes tan taquilleros como Matthew McConaughey (Dallas Buyers Club), Charlie Hunnam (Pacific Rim), Michelle Dockery (Downton Abbey), Jeremy Strong (El juez), Colin Farrell (Dumbo) y Hugh Grant (Cuatro bodas y un funeral), entre otros.
Un cuadro dramático donde Hunnam (quien trabajó con Ritchie, en Rey Arturo) y Grant (quien participó en Operación U.N.C.L.E., a las órdenes del realizador de Sherlock Holmes) repiten experiencia junto al responsable de la acelerada Revolver.
Todos ellos se concentran a lo largo de un argumento que versa sobre un mafioso asentado en la ciudad del Palacio de Buckingham y Trafalgar Square; el cual desea vender su millonario negocio de drogas y delincuencia, que opera con éxito en la cuna del cockney. El hombre anhela hacerse rápidamente con una cuantiosa suma de machacantes libras esterlinas o dólares estadounidenses, motivo por el que contacta con una organización afín en Oklahoma, USA. Sin embargo, los problemas empiezan a acumularse en torno al capo mafioso, nada más comunicar la sorprendente noticia.
Ritchie desborda, a partir de este esqueleto narrativo, un imaginativo y completo arsenal de tics artísticos: desde su peculiar utilización de las cámaras y los planos, a la inclusión de una vertiginosa e imparable acción verbal y física.
Un engranaje que algunos de los actores participantes han catalogado de vintage, y que los seguidores del cine de GR simplemente conceptúan como made in Guy Ritchie’s factory.
Más información en
https://www.stxentertainment.com/