Emma Stone se desprende en Pobres criaturas de gran parte del glamur exhibido en La La Land, para encarnar a una mujer surgida del mundo de los muertos; la cual tiene una ansia voraz por experimentar con su propio cuerpo, y por alimentar un cerebro que se encuentra famélico de conocimientos. Con un aspecto decimonónico de marcado aislamiento social, Stone compone un trabajo de detalles precisos, hilvanado en torno a una peculiar visión del mito de Frankenstein, en versión femenina y empoderada.
Al recibir el León de Oro en el Festival de Venecia, el cineasta heleno Yorgos Lanthimos no se olvidó de recordar la aportación casi sobrehumana de Emma Stone, quien otorgó a la extraña Bella Baxter un aura de musa curiosa con un sinfín de deseos insatisfechos, siempre en batalla con las férreas normas de un universo victoriano demasiado limitado para las mujeres.
Esa fuerza de rebelión contra las buenas formas que dictaba el férreo patriarcado es uno de los elementos que más llamó la atención de Lanthimos, cuando leyó la homónima novela del escritor escocés Alasdair Gray. Desde el primer momento en que el creador griego contactó con el narrador británico hubo como una especie de conexión invisible, según ha contado el propio Lanthimos en alguna entrevista, que dio alas para elaborar el guion diseñado por Tony McNamara. Lástima que Gray falleciera en 2019, antes de ver la traslación al formato de celuloide de su texto publicado en 1992.
Las páginas redactadas por Gray gozaban de una explosiva materia prima, asociada con el personaje de Bella Baxter: una heroína sin maldad ni medias tintas, a la que todo le interesa; y la cual no concibe que haya comportamientos fuera de su capacidad crítica, por muy aceptados que estuvieran a nivel general. Un ser de fuertes raíces góticas, que se convierte en una guía impulsiva, por un tiempo dado a silenciar cualquier elemento fuera de una catalogación precisa y convenientemente domesticada.
EMMA STONE TRANSFORMA “POBRES CRIATURAS” EN UNA PELÍCULA HIPNÓTICA Y DIFERENTE
La crítica presente en el Festival de Venecia coincidió casi en su totalidad en calificar el trabajo de Emma Stone como un ejercicio sobresaliente e imprescindible, necesario para que Pobres criaturas despliegue el caleidoscopio de emociones que provoca en los espectadores. La actriz estadounidense somete su físico a un enérgico juego de virajes sorpresivos, en el que demuestra la gran versatilidad dramática que acredita.
A medias entre el psicótico toque de Elsa Lanchaster en La novia de Frankenstein y las miradas de camposanto de la joven desposada en La novia cadáver, Stone realiza un retrato de nervio desbocado, y pronunciados rasgos faciales. Una caracterización que pivota entre el Más Allá a lo Robert Louis Stevenson de Los ladrones de tumbas y lo terrenal en sintonía con el marqués de Sade, modelada progresivamente por el papel que interpreta Mark Rufalo.
El argumento de Pobres criaturas arranca con el trágico suicidio de Bella Baxter: una mujer embarazada, que huye de los malos tratos de su pareja. Una vez muerta, el cuerpo de Baxter es rescatado por el científico doctor Godwim Baxter (Willem Dafoe), quien se propone resucitar a Bella, aunque con el cerebro intacto de su feto no nato.
El experimento tiene éxito, pero Bella escapa de las manos del sádico médico, y recurre a la ayuda del abogado libertino llamado Duncan Wedderburn (Mark Rufalo). Al lado del lujurioso letrado, la protagonista da rienda suelta a sus pasiones más increíbles, y a adquirir cualquier conocimiento que vista el interior desnudo de su cerebro en construcción.
Entre la sátira y el humor macabro, entre la caricatura y el mito, Pobres criaturas marca su propio curso artístico, lo que no dejó indiferentes a los miembros del jurado en la 80 edición del Festival Internacional de Venecia.
Nota: Pobres criaturas tiene previsto su estreno en salas para el próximo 8 de diciembre de 2023.
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