Un aura de inquietante timidez preside su mirada, a pesar de haberse criado con los pañales de la fama desde el primer biberón. La hija del polémico Serge Gainsbourg y la actriz Jane Birkin hace encaje de sentimientos con su voz de ninfa adormecida, musa de trovas electrónicas y étnicas a la que los instrumentos arropan como si se tratara del agua de un manantial implacable. Desafiante ante los rigores estivales de esta Villa y Corte, pasada por las ascuas del Astro Rey, la protagonista de Jane Eyre hace escala en el Teatro Circo Price (Ronda de Atocha, 35) para regalar al respetable las letras que diseñan su último disco: un diario personal e intransferible que lleva por título Stage Whisper (Live and Unreleased).
Acompañada por el peculiar músico y compositor neozelandés Connan Mockasin, Charlotte (Londres, 1971) agotará emociones diversas experimentadas durante un año de tablas sudorosas, danzas macabras en pos de exorcizar los demonios de la creatividad y sinfonías de acordes compactados y enérgicos. En este doble CD, con DVD en clave de documental incorporado, la estimulante intérprete de Melancolía recoge los interludios inéditos vividos desde la edición de la obra sonora más laureada de su -por el momento- breve carrera alimentada con versos y pentagramas: la más que interesante IRM.
19 temas son los que la heredera del genial Serge y la dulce Jane incluye en este álbum de esperada novedad y renovadas sensaciones; líricas de laboratorio existencial en el que la diva del gesto ausente cuestiona las decisiones divinas (All The Rain), se rompe en pedazos de corazones sombríos (Telephone) o reafirma su feminidad con la vulnerabilidad que lleva consigo tal postura (Just Like A Woman).
“In paradiscos/ We get bored of breaking windows/ Turning beggers into heroes/ Bodies moving, inuendos…” (En paradiscos/ estamos aburridos de romper ventanas/ convirtiendo a mendigos en héroes/ cuerpos moviéndose, en inuendos…”). Estas palabras ilustran uno de los tracks más reveladores de Stage Whisper, susurros conscientes de una dama que ha sabido ganarse un hueco ajeno a los logros de sus admirados progenitores.
La relación de Gainsbourg con el canto viene de lejos, cuando siendo solamente una niña de doce primaveras colaboró en el bastante extraño testimonio bautizado como Lemon Incest: una idea algo excéntrica de su papá Serge, que incluyó en el disco Love On The Boat. Los tintes freudianos de semejante tonada llenaron con el escándalo las páginas de los tabloides internacionales, salpicando con insinuaciones poco lustrosas la conexión de la entonces cría y su cuestionado tutor legal.
Sin embargo, a la adolescente Charlotte lo de grabar en un estudio estimuló su vena artística; y repitió ante el micrófono para elaborar Charlotte For Ever (1986). Después vino la exclusividad de su faceta como actriz, profesión ante las cámaras que le otorgó un currículum sorprendente y efectivo, profundo y lúcido. Mediante su incursión en el cine, la joven no buscaba el estrellato de sus antecesores familiares; sino ofrecer trabajos coherentes y verosímiles, humanos y sinceros.
No obstante, la música siempre corrió pareja a su vocación dramática; y ya no pudo evitar explotar sus influjos en 2009, con el ya citado CD IRM, confeccionado al lado de Beck Harisen. Entre los surcos de este producto hay resonancias de ambiente a lo Air y rebeldía isleña a lo New Order; todo ello tamizado por el timbre de la natural de la urbe del Támesis, como si se hubiera metamorfoseado en una especie de sirena de trinos ensoñadores.
“So I give myself to strangers/ like I gave myself to you…” (“Como me doy a los extraños/ así me di a ti…”). Esta frase condensa el mensaje de Memoir (letra escrita por Conor J. O’Brien), palabras con las que la prota de Anticristo monta una misiva de esencias autobiográficas, emblema que lucirá esta noche del 27 de junio en los Veranos de la Villa. Un verso asociado a otros cientos, hermanados a través de resonancias físicas, para desvelar la innegable humanidad de una creadora de culto underground, heroína que viaja por el paisaje de alfombras rojas y polvos de estrellas como de puntillas, levitando continuamente…
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