Bruni Tedeschi, la hermana de la ex primera dama de Francia Carla Bruni, se ha forjado una reputación notable como actriz y directora de cine.
La creadora y artista turinesa ha diseñado filmes tan brillantes como La casa de verano y Un castillo en Italia, en los que ha explorado las intimidades de la sociedad actual; a través de una galería de personajes peculiares, maximizados en sus alegrías y conflictos.
Semejante fórmula escénica ha servido a la protagonista de Locas de alegría para comprender a la primera las profundidades dramáticas de las que hacía gala Alberto Moravia. Un escritor comprometido con la exposición de los vicios y virtudes de la Italia de su tiempo, siempre sujeto a las veleidades hedonistas y amorales de muchos de los que permitieron el ascenso del Fascismo de Benito Mussolini.
Valeria Bruni Tedeschi somete su intelecto a la prosa descarnada del autor de La campesina, para encarnar a la celosa y amargada Mariagrazia, dentro de la nueva versión cinematográfica de Los indiferentes; la cual corre a cargo del director Leonardo Guerra Seràgnoli (Last Summer).
Rodada en escenarios de Roma, y en localizaciones de los alrededores capitalinos, la cinta reúne en su elenco interpretativo a Beatrice Grannò (Tornare), Edoardo Pesce (Dogman), Vincenzo Crea (El secreto de los ángeles) y Giovanna Mezzogiorno (El amor en los tiempos del cólera), entre otros.
Todos ellos, al lado de Bruni Tedeschi, intentan reproducir la fuerza de las palabras ideadas por Moravia, en este lúcido acercamiento a la génesis del movimiento totalitario identificado con los Camisas negras, que dominó con el terror la tierra de Leonardo da Vinci, durante parte de la primera mitad del siglo XX.
BRUNI TEDESCHI Y EL HEDONISMO DE LA DESAFECCIÓN
Alberto Moravia inició su carrera literaria con Los indiferentes, en el lejano panorama de 1929. En ese momento, Mussolini ya había liderado la Marcha sobre Roma hacía siete años, acción con la que el gobierno fascista inició su dominio salvaje.
Ahí es donde el narrador romano sitúa la intrincada red humana de Gli Indefferenti. Un relato que sigue las andanzas de Mariagrazia y de sus dos hijos (Carla y Michelle), quienes pasan sus días y sus noches en medio del aburrimiento y la desazón, alojados en en la idílica villa que habitan los tres.
Sumida en un proceso de constante amargura, Mariagrazia -viuda desde hace tiempo- pierde la cabeza por su joven amante, llamado Leo Marumeci: un tipo obsesionado con hacerse con el inmueble que detenta su protectora, y al que enciende la sensualidad que despliega la bella Carla. Inconsciente de esta atracción, Mariagrazia piensa que el objeto de los desvelos de Leo es su amiga Lisa, pero esta se encuentra prendida del vástago de su friend: el impulsivo Michelle.
Leonardo Guerra Seràgnoli se hace cargo de los citados nudos sentimentales para elaborar un apasionado guion, firmado junto a Alessandro Valenti (Babbo Natale). En este esforzado libreto, la pareja de creadores ha procurado preservar la sagacidad discursiva de la novela de Alberto Moravia; a la vez de situar el foco de atención en una realidad que recuerda ligeramente a la que el País de la Bota experimenta en el presente, con el auge de la extrema derecha y la apatía generalizada de muchos de los sectores de la sociedad.
Así lo expuso el inmortal escritor de El inconformista, y de la misma manera lo indujo la versión cinematográfica de 1964, de Francesco Maselli (producción que contó en su reparto con Claudia Cardinale, Rod Steiger, Paulette Goddard y Shelley Winters)i; al igual que la adaptación televisiva de 1988, dirigida por Mauro Bolognini.