Bennett (Tony) y Krall (Diana) forman una pareja de ajustes melódicos realmente admirables.
La garganta quejosa del crooner norteamericano más longevo del momento (el otro es el francés Charles Aznavour) es como un anillo de compromiso, para los acordes profundos de la diva canadiense del jazz. Una singular simbiosis de pasiones aterciopeladas, que acompaña el eficaz trío de Bill Charlap a cada giro y nota.
Con estos protagonistas sobre el tapete, Love Is Here To Stay (Verve Records/ Columbia Records) se presenta ante los oídos como una suculenta carta de platos cocinados en el horno de la elegancia; siempre antecedidos por la hipnotizadora atmósfera de pretéritas y figuradas salas de fiestas, cuando los caballeros portaban traje y corbata y las señoras encajaban su sensualidad en ajustados vestidos de relumbrón.
Tal viaje al pasado siglo XX queda sujeto a los ritmos potenciados por el talento de George Gershwin: compositor que ya fue el autor de uno de los primeros álbumes del por entonces joven Tony Bennett, y que llevó el título de Fascinating Rhythm (1949).
Los cerca de setenta años que median entre las dos obras han hecho que el Libro Gunness de los récords haya incluido Love Is Here To Stay como la secuela más tardía en el tiempo con respecto a su primera entrega, de cuantas pueblan el panorama discográfico.
Un dato que solo es verídico por el lado de las interpretaciones de Bennett a partir de la música de Gershwin, pero que queda un tanto superado por la diferente intención de ambos trabajos. Mientras en el más antiguo, el crooner neoyorquino deseaba simplemente explorar el repertorio del inigualable compositor de Rapsody in Blue; en esta ocasión, la motivación viene sujeta a la adaptación voluntaria de las melodías a una variante jazzística de envidiable calidad sonora.
BENNETT Y KRALL DISFRUTAN CON LA UNIÓN
Cuando Anthony Dominick Benedetto dio el paso de probar suerte con un disco de duetos, al lado de la mediática Lady Gaga (Cheek To Cheek, 2014); el nonagenario cantante comenzó una nueva etapa en su extensa carrera de éxitos.
La capacidad artística de Bennett se amoldó a la perfección a los disfraces vocales de Lady Gaga, y los seguidores del mítico compañero de Frank Sinatra y Dean Martin comprobaron que la aventura había otorgado bríos épicos al agrietado timbre del neoyorquino.
Los excelentes resultados de Cheek To Cheek animaron a Tony a repetir la jugada, con el instrumentista Bill Charlap; aunque, en esta oportunidad, el italoamericano se rodeó de un repertorio más apegado al jazz. El álbum llevó por título The Silver Lining. The Songs of Jerome Kern (2016) y, pese a que las ventas no fueron comparables a las alcanzadas con el emparejamiento con Lady Gaga, la experiencia enseñó a TB que el futuro estaba en potenciar las posibilidades de los duetos con artistas afines a su estilo clásico.
Ese objetivo es el que ha llevado al estadounidense a grabar Love Is Here To Stay con Diana Krall, donde los cortes revelan la evidente complicidad existente entre ambos.
Desde el prometedor ‘S Wonderfull (con el que da inicio la obra), pasando por una eufórica versión de I Got Rhythm, cada uno de los doce tracks acumulan altas dosis de seducción, estimuladas por el perfeccionismo orquestal de The Bill Charlap Trio.
Salvo But Not For Me (que Diana Krall acomete en solitario) y Who Cares? (el solo de Tony Bennett), el resto del programa se efectúa a dos voces, sin divismo ni exceso de estrellato por parte de ninguno de los dos. Un apunte que deja claro el sincero compromiso de Bennett y Krall con las audiencias, y con el mensaje de que únicamente importa la vitalidad jazzística de las composiciones de George Gershwin.
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