Baz Luhrmann construye la arqueología del hip-hop

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Baz Luhrmann, el director australiano de Moulin Rouge y El gran Gatsby, es el principal impulsor de The Get Down: serie de televisión que estrenará la plataforma Netflix, a partir del 12 de agosto de 2016. La producción viaja a finales de los años setenta, cuando el disco dance empezó a perder su imperio en la escena neoyorquina, en favor de los nuevos sonidos de naturaleza callejera.

Baz Luhrmann ha concebido la historia al lado de Shawn Ryan

Cuando los pantalones campana fueron eclipsados por los peinados lacados y las hombreras estratosféricas, los gustos en cuestiones musicales comenzaron a virar. Mientras los mayores aún movían las caderas al ritmo de las notas dictadas por los vástagos de la Motown, unos muchachos procedentes de los suburbios encendieron la chispa de una revolución a base de pentagramas imaginados.

Baz Luhrmann recrea esos tiempos, en los que los DJ intentaban despertar los oídos del personal con variantes más completas del aún marginal rap. Y de esos esfuerzos por hallar algo nuevo surgió el hip-hop: como una corriente capaz de expresar el sentimiento de lo que ocurría en los barrios más castigados de Nueva York. Un movimiento entre afroamericano e hispano, que aunaba las palabras improvisadas en líricas de asfalto (rap), las mezclas eléctricas (DJing), la necesaria fisicidad (breaking) y la expresión visual (graffiti).

Baz Luhrmann ha rodado la acción en el sur del Bronx

Con la inestimable ayuda del músico Grandmaster Flash y del periodista Nelson George, el responsable de Romeo+Julieta ha construido una obra en trece partes, sobre las sinfonías que golpearon con fuerza a los jóvenes rebeldes del sur del Bronx; los cuales se manifestaron contra las modas impuestas por la mercadotecnia, y apostaron por la creatividad surgida de las reuniones en los vertederos y las canchas de baloncesto. Todos unidos al compás único de la intuición y el talento de los outsiders.

BAZ LUHRMANN Y LOS MÍTICOS LUGARES

Según las enciclopedias, el hip-hop nació por la actividad arriesgada y combatiente de tipos como Afrika Bambaataa y Zulu Natiou. Datos que The Get Down asume con una visión mucho más amplia del fenómeno descrito, para asociarlo directamente con un cambio de mentalidad auspiciada por los adolescentes de las clases bajas de finales de los setenta.

Baz Luhrmann ha envuelto la serie con una banda sonora memorable y nostálgica

En los años que recoge el guion, las sintonías que reinaban en salones tan emblemáticos como The SoHo, CBGB y Studio 54 estaban impuestas por el funk y el disco sound: dos rivales con demasiada entidad para ser derrocados con simples líricas escritas en papel mojado. Ante una dictadura tan asumida y mediática, era difícil que una corriente alentada por los habitantes menos glamurosos de la urbe del Empire State lograra derrumbar semejante templo de hits multimillonarios.

Dentro de ese contexto, Luhrmann explica la importancia de las fiestas a pie de carretera, de los clubes alternativos y de las actuaciones carentes de caché, para atornillar la conciencia del hip-hop. Una filosofía activa que no negó del todo las aportaciones del funk y el disco, sino que las tradujo a sus melodías dibujadas desde el descontento generacional.

Baz Luhrmann otorga los papeles protagonistas a actores de evidente juventud

Para dotar de verosimilitud el intenso panorama, el autor de Australia ha reunido un variado elenco de intérpretes, que todavía no tienen la edad suficiente para beber alcohol en Estados Unidos; y que componen Justice Smith (Ezequiel), Herizen Guardiola (Mylene Cruz), Shameik Moore (Shaolin Fantastic), Mamoudou Athie (Grandmaster Flash), Jaden Smith (Marcus “Dizzee” Kipling) y Shylan Brooks (Ra-Ra). Chavales a los que acompañan los más talluditos T. J. Brown (Boo-Boo), Jimmy Smits (Francisco Cruz) y Giancarlo Esposito (Pastor Ramón Cruz).

A través de las caracterizaciones del cuadro dramático, The Get Down muestra los resortes de los sueños paridos con la esencia de la exclusión. Una actitud tan humana como reconocible, que en la serie toma el nombre de hip-hop: ese movimiento orquestado entre los escombros de un Bronx roído por las ratas, las peleas a navajazos y las persecuciones policiales.

En definitiva: Luhrmann y Ryan proponen una bajada nostálgica al sentir de una población con ansias de encontrar su propio lenguaje, para elaborar con él canciones que hablaran de ellos mismos, de sus vidas, de sus alegrías y de sus tristezas.

Baz Luhrmann aprovecha para contar también los primeros pasos del graffiti

Más información en

http://www.netflix.com

 

 

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