Anderson y Wakeman recuperan el duende del rock sinfónico

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Los dos antiguos componentes de Yes sacan al mercado un disco conjunto

Existen pocos tonos en falsete tan famosos, en la historia de la música de los últimos cuarenta años, como el del la voz de Jon Anderson (Accrington, Lancashire, 1944). El timbre de este cantante de aspecto etéreo y sonrisa amable es de los que perviven sobre las guitarras contundentes, los golpeteos de baterías contestonas y los sintetizadores con espíritu de coro eléctrico. Cuando este hombre de ancestros irlandeses coge el micrófono, las atmósferas se transforman en existencialistas espectáculos de relatos bordeados con la fantasía de los cuentos de hadas, de estribillos rimados con la suavidad aguda de su particular esencia artística.

Anderson ya peina canas, pese a los tintes con los que intenta vestir su melena de reluciente entusiasmo; pero su talento continúa tan intacto y completo como antaño; casi como en el lejano 1969, momento en el que el rock progresivo alumbró -entre los algodones de discográficas caníbales- una de las bandas setenteras más emblemáticas de cuantas poblaron el panorama sonoro en el pasado siglo XX: Yes. En ese instante, el propio Anderson y sus metaleros correligionarios (el bajistia Chris Squire, el guitarrista Peter Banks, el batería Bill Bruford y el teclista Tony Kaye) eran unos jóvenes con ansias de demostrar su pasión por dejar constancia en las enciclopedias del arte de interpretar instrumentos. Y lo consiguieron con creces. Desde su primer álbum de estudio, la sucesión de joyas indiscutibles de orquestales propósitos -como Close To The Edge, Awaken, Tormato, Time And A Word o 90125- pusieron a la banda del “Sí” en un lugar privilegiado entre los sibaritas de lo que se catalogó de sinfónico. Pero con el éxito vinieron las peleas, y los consecuentes tiras y afloja de los egos de los miembros del grupo; motivo por el que Yes fue dando tumbos hasta el presente tecnológico del eclecticismo, la moda retro y los ritmos sincopados.

Líder indiscutible de la banda, Anderson ha sido el encargado de revitalizar constantemente el legado de la formación; aunque las gestas pasadas -con estadios repletos de rendidos fans- hayan quedado más para reediciones en formato DVD. Ahora, el compositor de Wonder Stories y I’ve Seen All Good People pretende constantemente explorar nuevos caminos de expresión musical; a la par de procurar que las generaciones posteriores no olviden que hubo un tiempo en que los coliseos de la música caían subyugados ante las ocurrencias de un rock de diseño clásico, que protagonizaron con determinación gente del tipo de King Crimson; Emerson, Lake and Palmer; Pink Floyd; y –como no- Yes.

Sin embargo, la edad no parece haber mermado el genio de Jon (quitó la “h” de su nombre en 1970), sino todo lo contrario. Después de haber procurado – sin muchas papeletas para lograrlo- una reunión más de los autores de Owner Of A lonely Heart, el natural de Lancashire ha conseguido convencer al interesante Rick Wakeman (quien fue teclista original de Yes en sustitución de Tony Kaye, en 1971 y otras etapas de la formación) para grabar los dos juntos el CD The Living Tree. En la línea de un anterior experimento titulado Anderson, Bruford, Wakeman and Howe (que vio la luz en 1989), este esperado trabajo se compone de nueve cortes, en los que está presente la límpida técnica vocal del responsable de Soon acompañada por las notas de innegable maestría de Mr. Rick. Con este álbum, Jon también tiene ocasión de reverdecer una de las colaboraciones más laureadas de su prolífica carrera: la que le llevó a grabar una trilogía sonora al lado del insuperable Evángelos Odieas Papathanassiou (más conocido como Vangelis). Jon & Vangelis fue una de las fórmulas musicales más perfectas de la década de los ochenta y principios de los noventa, rango de reconocimiento que lograron con discos como Private Collection (el track Deborah es de los que desencadena la imaginación de manera increíble) y The Friends Of Mr. Cairo.

Aún no se ha publicado nada oficialmente sobre una posible gira de Anderson &  Wakeman –tampoco sobre si el guitarrista Trevor Rabin se uniría a este proyecto para potenciar los directos-; lo único que se puede disfrutar a fecha de hoy es The Living Tree, que no es poco viniendo de este par de popes de la lírica made in England. Aunque, si el lector quiere solazarse con la voz del líder de Yes en algo más actual que sus archivos de jornadas pretéritas; lo puede hacer asistiendo como espectador de lujo al tour acústico que ocupa en estos meses al letrista de Hearts por tierras de USA, Canadá y México. No obstante, si el dinero para viajar no acompaña, los admiradores de este creador de potente dicción tienen la posibilidad de recuperar la versión que el cantante interpretó para Mike Oldfield en el tema High Places, cuyo trino melódico de 1983 ha sido aprovechado por Kanye West para vestir su hit Dark Fantasy, incluido en el CD My Beautiful Dark Twisted Fantasy.

Más información en http://www.jonanderson.com

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