Terence Stamp, el actor con la mirada de hielo

Terence Stamp, el actor con la mirada de hielo

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Terence Stamp
Terence Stamp publicó su autobiografía en 1987, bajo el título de “Stamp Album”.

Terence Stamp poseía la capacidad para desarmar el objetivo de cualquier cámara de cine, estrategia que se ponía en acción cuando este ofrecía sus pupilas azuladas para enmarcar algún primer plano determinante y absorbente. El actor londinense siempre fue consciente de la fuerza de su mirada, que usaba para congelar a los espectadores; y de paso convencer a los mismos sobre la psicología desbordante de los personajes que pasaban por las manos de esta huidiza estrella británica.

Stamp falleció el pasado 17 de agosto, una noticia desalentadora para los seguidores de un intérprete que escapó con su talento de cualquier encasillamiento vacuo y facilón, norma con la que logró construir una carrera plagada de títulos memorables. Y el resultado ha sido el de una filmografía sorprendente, en la que convivieron las grandes producciones de Hollywood y las arriesgadas aventuras de arte y ensayo. No en vano, el que fuera compañero de piso de Michael Caine tenía en Gary Cooper y a James Dean como sus dos grandes ídolos en cuestión de técnica y seducción escénica.

Desde sus inicios en la Webber Douglas Academy of Dramatic Art de la urbe del Támesis, Terence Stamp llamó la atención por su trasfondo salvaje y misterioso; justo como demandaban los cineastas del Free Cinema, deudores de la amargura literaria de los jóvenes airados comandados por John Osborne y Alan Sillitoe. Tal poder de desconcierto fue uno de los argumentos que esgrimió el entonces novato Terence en su debut en el séptimo arte, en La fragata infernal (Peter Ustinov, 1962). Por medio del personaje del ingenuo Billy Budd, Stamp retorció las conciencias con su apasionada caracterización, lo que le valió una nominación a los Oscar de Hollywood como Mejor Actor Secundario.

Terence Stamp
Terence Stamp obtuvo una nominación a los Oscar, por su debut en “La fragata infernal”.

En ese mismo año, el aún veinteañero intervino en Escándalo en las aulas (Peter Glenville, 1962), en donde asaltaba la frágil existencia de un profesor de instituto, interpretado por Laurence Olivier; al cual acusaba una alumna de abuso sexual.

La brillante perturbación violenta que Stamp imprimió a su papel de estudiante díscolo no pasó desapercibida; y al poco recibió la oferta de escenificar al callado y psicopático Freddie Clegg, en El coleccionista (William Wyler, 1965).

TERENCE STAMP SE CONVIRTIÓ EN UN ACTOR POLIFACÉTICO, EL CUAL NUNCA PASABA DESAPERCIBIDO Y NO DABA NINGÚN PAPEL POR PERDIDO

El movimiento británico conocido como Free Cinema fue un auténtico laboratorio de experiencias al límite para Terence Stamp en su época juvenil, escuela talentosa en la que el capitalino forjó muchas de las virtudes que desarrolló posteriormente, a lo largo de su exitosa carrera de varias décadas. Precisamente, la excelente adaptación -bajo el paraguas del Free Cinema– de la novela de Thomas Hardy titulada Lejos del mundanal ruido (John Schlesinger, 1967) contribuyó a mostrar las posibilidades de TS para meterse en la piel de roles graníticos e inflexibles, como el del sargento Troy;  faceta que permitió al londinense inmortalizar a un puñado de villanos de leyenda en cintas recordadas por miles de espectadores.

Tras Lejos del mundanal ruido (donde Stamp coincidió con la hipnótica Julie Christie), la apostura mimética del actor nacido en Stepney captó la atención de creadores tan particulares como el transalpino Pier Paolo Passolini, quien requirió los servicios del inglés para dotar del físico al visitante pansexual de Teorema (1968).

Terence Stamp
Terence Stamp conformó su carrera en torno a su virtuosismo para mostrar las perturbaciones humanas.

El enigmático general Zod de Superman y Superman II; el maquiavélico Victor Taft de Peligrosamente juntos; el clasista príncipe Borsa de El siciliano,; el rocoso Darman de Beltenebros,; el excesivo Bernadette de Las aventuras de Priscilla, reina del desierto; o el solemne canciller Valorium de Star Wars: La amenaza fantasma…. La cantidad de interpretaciones memorables efectuadas con el temple de Terence Stamp son múltiples e intensas, unos trabajos que el británico supo tamizar s través de su especial sencido de la creatividad.

Última noche en el Soho (Edgar Wright, 2021) fue la película con la que TS dio por concluido su compromiso con el sétimo arte, una caracterización final con ciertos elementos estilísticos que remitían a su inquietante caracterización de El coleccionista. Hilos de conectividad dramática alimentados por la afilada mirada clara que el intérprete londinense nunca perdió.

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