Wim Wenders y Anselm Kiefer nacieron ambos en 1945, en una Alemania cargada de escombros y asolada por la vergüenza colectiva; una nación cuyos habitantes optaron mayoritariamente por el silencio, incapaces de borrar el infierno genocida que Adolf Hitler desató en el mundo.
Esa demoniaca connivencia con que gran parte de la población germana aceptó las políticas homicidas y psicóticas del Tercer Reich está clavada con hiriente filo en la mente y la paleta de Anselm Kiefer, como si se tratara de un estilete sociológico destinado a mostrar sin máscaras la idiosincrasia de su país natal, a examen en cada lienzo, escultura y mural.
Dentro de semejante montaña rusa de emociones espoleadas por la necesidad de reconocer a gritos la imborrable culpabilidad de varias generaciones, Wim Wenders se aventura a mover la cámara con la precisión nostálgica de un hombre que se sumerge en el pasado de alguien tan laberíntico como Anselm Kiefer, y al que retrata a través de sus obsesiones y miedos, de su nervatura abismal y de sus recuerdos teñidos con evocaciones casi homéricas.
El documental de Wenders es una figurada biografía sin cronologías racionales; ya que solo está alimentado por el discurso en off y somnoliento tono del propio AK, al que presenta ante los espectadores como un individuo de vivencias ralentizadas en el tiempo, siempre motivado por una esencia de eternidades poéticas, y de figuras extraídas de la mitología clásica y de la Historia interpretada con mesura.
El cineasta de Perfect Days comentó en la rueda de prensa del pasado Festival de Cine de Cannes, donde se presentó Anselm, que él y el artista protagonista del film se conocieron en una cafetería de Berlín, casi por casualidad. Relación mediada por la inmediatez y la atracción profesional, desde la cual se comenzó a originar el germen del documental, visto como una fórmula sencilla de colmar las aspiraciones frustradas de cada uno de ellos (Wenders siempre soñó con ser pintor, y Kiefer nunca ha ocultado su interés en hacer una película).
Tras tres décadas de encuentros y desencuentros, Wenders ha podido elaborar un compendio de imágenes y secuencias que ilustran las sensaciones evolutivas de Kiefer, sin por ello centrar la narrativa únicamente en los logros creativos y plásticos del universo de AK.
WIM WENDERS CONCIBE “ANSELM” COMO UNA MANERA DE PENETRAR EN EL SONIDO DEL TIEMPO, SIEMPRE CON LAS OBRAS DE KIEFER COMO REFERENTES INSTRUMENTALES
Resultaría interesante descubrir cómo han recibido Wim Wenders y Anselm Kiefer la preocupante y reciente victoria del partido ultraderechista Alternativa para Alemania, en las elecciones regionales de Turingia. Mientras el candidato de la citada formación se dedica a realizar el saludo nazi a mano alzada y cuestiona las atrocidades del Tercer Reich, el documental Anselm plantea la tesis vertebradora de la incapacidad de los supervivientes de la Segunda Guerra Mundial para reconocer su grado de culpabilidad en los crímenes de Hitler y sus colaboradores. Un pozo de desconcierto y rabia que Wim Wenders refleja con imaginación, al mostrar las polémicas actuaciones de Kiefer con el uniforme de la Gestapo, durante la década de los años setenta.
En la época en que AK se embarcó en la odisea de refrescar el infierno desatado por los seguidores de la esvástica, muchos medios de comunicación de su país le acusaron de neonazi, a pesar de que -según cuenta el documental- la explicación de esas fotografías y vídeos estaba en impedir el olvido de una etapa tan dolorosa, justo como había hecho la serie Holocausto en las principales televisiones del planeta.
Desde el punto de vista de la conexión literaria, muchas de las incursiones artísticas de Kiefer asociadas con sus sátiras sobre el Nazismo tienen relación con la poesía de Paul Celan; y con las reflexiones expresadas por este maestro de la palabra, tras su paso por un campo de concentración.
AK tomó las obras de Celan como guía espiritual para desplegar gran parte de su trabajo, en el que existe un fuerte componente de perplejidad, y de necesidad de encontrar la humanidad perdida, sobre todo después de un periodo de indudable bestialidad medioambiental como el del Tercer Reich.
La religión, la familia, la búsqueda de notoriedad, el aislamiento, la monumentalidad oleosa… Las ramificaciones temáticas de Anselm reflejan las inquietudes sin domesticar de un pintor y escultor de estados de ánimo sorprendentes, como es Anselm Kiefer; al que Wenders moldea como un caleidoscopio cambiante, dentro de su estabilidad comprometida con su ADN y con vínculo hacia los pasados oscuros.
Nota: Anselm tiene previsto su estreno en España a partir del próximo 13 de septiembre de 2024.