Wes Anderson y sus objetos

El cineasta estadounidense y la ilustradora libanesa Juman Malouf escogen más de cuatrocientas piezas de la colección del Museo de Historia del Arte en Viena, para montar la exposición "La momia de una musaraña en un sarcófago y otros tesoros".
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Wes Anderson (a la izquierda) y Juman Malouf se han dejado llevar por las emociones, más que por el reconocimiento de los ojetos expuestos/ Foto: Khm

Wes Anderson guarda una especial querencia hacia los pretéritos imperialistas de la añeja Europa.

El cineasta texano nunca ha ocultado su dependencia artística de los pasados decimonónicos, y de las concepciones artísticas albergadas en las colecciones particulares de monarcas, nobles y demás personajes de las cortes que dominaron el mundo en siglos precedentes, mucho antes de que el capitalismo estadounidense asentara su potente arsenal iconográfico de trazos contemporáneos.

Esas señas de identidad creativa se pueden observar en las escenas de la mayor parte de los largometrajes rodados por Anderson; aunque, quizá, sea El gran hotel Budapest (con su particular extravagancia art decó y su ambiente decadentista) el que mejor haya expresado la pasión declarada por el responsable de Isla de perros hacia el tiempo de los miriñaques y los bigotes engominados.

Ante semejante predilección por el pasado, no resulta extraño encontrar a Anderson y a su pareja -la artista libanesa Juman Malouf– en el papel de anfitriones de Spitzmaus Mummy in a Coffin and Other Treasures: la exhibición que ocupa las singulares entrañas de la Kunstkammer (antiguo gabinete de curiosidades regias), dentro del Museo de Historia del Arte de la capital austriaca.

Wes Anderson intenta cambiar la concepción expositiva habitual

Con la ayuda de Jasper Sharp (conservador del Kunst Historisches Museum) y Mario Mainetti (en nombre de la Fundación Prada), el creador de Life Aquatic y Malouf han seleccionado más de cuatrocientas piezas pertenecientes a la abundante colección del centro expositivo (unos fondos que cuentan con más de cuatro millones de objetos, y que han aportado más de 200 artículos vistos por primera vez en una vitrina).

Entre las obras que lucen en el museo capitalino se pueden observar lienzos de pincelas psicológicas, una mano de madera de casi 5.000 años de antigüedad, monedas de curso palpitante, cerámicas de fino acabado ornamental, esculturas estranguladoras, y hasta uno de los trajes usados en una célebre representación de Hedda Gabler.

Todo un laberinto de estilos, siglos, artes e inspiraciones que se encuentran con la retina de los espectadores carentes de título y autoría; como ítems desprendidos voluntariamente de su significancia académica.

WES ANDERSON EXPLORA EL PODER DE LA PERCEPCIÓN

¿Es posible jugar con el espacio normalmente atomizador de un museo? ¿Dónde reside en realidad la esencia del arte? ¿Por qué hay que mediatizar a los visitantes con el comentario o valoración constante de los llamados expertos en la materia?

Tales preguntas han lubricado la imaginación de Anderson y Malouf, para componer el sorprendente recorrido propuesto en Spitzmaus Mummy in a Coffin and Other Treasures: un paraíso de formas y colores en el que el espacio y el tiempo se difuminan, e invitan a entrar en un universo sin conexiones lógicas con la historia.

Al compás de la ruptura de ataduras que enuncia la muestra, es posible recurrir a la eterna cuestión que los amantes del clasicismo impusieron al arte abstracto; consistente en recalcar que es una insensatez no enlazar un cuadro o una escultura con su referente en el mundo de las percepciones identificables. Sin embargo, ¿dónde quedan entonces las sensaciones provocadas por el gusto o la emoción ante la esencia plástica?

En este terreno es en el que Anderson y Malouf asientan su trabajo conjunto, para dotar de consistencia a este titánico proyecto, que Jasper Sharp se encarga de materializar con los objetos solicitados por la pareja.

Wes Anderson ha confiado en el criterio de Jasper Sharp (en la foto), para obtener las obras solicitadas para la muestra/ Foto: Khm

Antigüedades procedentes de las culturas egipcia, griega y romana; un monumental lienzo de Francken el Joven; retratos familiares; escenas de naturalezas salvajes; fondos de barroquismos tenebrosos; monedas acuñadas en siglos quemados por el polvo y el óxido; e incluso algunas figuras ideadas por Anderson para algunos de sus filmes se unen en este aquelarre de trascendencia artística.

Un microuniverso con bisagras caprichosas, que refleja la posibilidad de alimentarse con el Arte sin padecer el peso de la gloria enciclopédica a cada golpe de mirada.

Nota.- Spitzmaus Mummy in a Coffin and Other Treasures estará en el Museo de Historia del Arte de Viena hasta el 28 de abril de 2019

Más información, entradas y horarios en

https://www.khm.at

 

 

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