Metallica es una de las pocas formaciones de thrash metal capaz de colgar el cartel de “todo vendido” en estadios monumentales de fútbol, abarrotados por legiones de seguidores que nunca fallan a un cuarteto que siempre colma las expectativas de sus fans. Disco a disco, y van once, la banda californiana ha gestado una sólida carrera de riffs intensos, baquetas fogueadas por infernales acometidas y cánticos inspirados en las leyendas de guerreros ajenos al dogmatismo y el aburguesamiento existencial.
Desde sus inicios, James Hetfiled y el danés Lars Ulrich (los músicos que fundaron Metallica, en el lejano 1981) han procurado mantener el denominador constante de un rock ensordecedor y vertiginoso, estimado hasta enloquecer por tímpanos necesitados de experiencias al límite de las emociones acústicas.
72 seasons (Blackened Recordings) sigue la regla general de los álbumes precedentes de los angelinos, con un muestrario de cortes (12, en total) barnizados con el pulso agresivo y voluntariamente dramatizado que Hetfield y Ulrich suelen imponer a sus composiciones, diseñadas en esta ocasión sin confrontaciones personales, ni egos creativos subyacentes.
Junto al productor Greg Fidelman (con quien el cuarteto ha alcanzado una madurez profesional vitalista y expansiva), Metallica conforman un trabajo de líricas épicas e independentismo social y humano, como si se tratara de una carta dirigida a las entrañas del intelectualismo alienante.
Los siete años que distan de la aparición del magnético Hardwired… to Selft-Destruct hacen de 72 seasons una de las obras más esperadas entre los miles de seguidores del grupo estadounidense de thrash metal, cuyas gestas han superado incluso a las alcanzadas por los peleones Megadeth y los rocosos Mötley Crüe.
METALLICA SON ESPECIALISTAS EN POTENCIAR EL ESPECTÁCULO QUE ACOMPAÑA A CADA UNO DE SUS DISCOS
Conscientes del tirón mediático que desencadena cualquier paso curricular de James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammett y Robert Trujillo, el cuarteto californiano acompañó la campaña del lanzamiento de 72 seasons con una estudiada labor de mercadotecnia multimedia; concretada con el estreno simultáneo en salas exclusivas de proyección y en streaming de un mediometraje sobre el origen de esta obra reivindicativa. Fórmula que multiplicó las ventas a números estratosféricos.
Según Hetfield, el título del disco responde a la suma de los pasados dieciocho aniversarios de cada uno de los componentes, como si estos asumieran a sus seis décadas de vida la despedida colectiva de una infancia y una adolescencia conflictivas, en las que intentaron apaciguar sus ansias de expresarse a través de un rocambolesco universo de sonidos desafiantes. Un elemento narrativo y artístico que está presenta en cada una de las letras de los doce temas que nutren estas setenta y dos temporadas/años transformadas en surcos.
Ya en las percusiones sobrenaturales que prologan el track que da nombre al álbum, el oyente percibe que lo que va a acontecer es un estimulante viaje hacia los abismos edénicos de un grupo empeñado en esgrimir su espíritu de insurrección militante, potenciado por los instrumentos contestatarios de los autores de Ride the Lightning.
“Feeding on the wrath of man/ Shot down, traumatic/ Time haunted by the past/ Long gone dogmatic… (Alimentando la ira del hombre/derríbalo de manera traumática/ el tiempo está embrujado por el pasado/ algo largamente dogmático…) Estas frases abren la exposición de 72 seasons, como si los otrora niños de Another Brick on the Wall de Pink Floyd hubieran abandonado al fin los pantalones cortos y el uniforme escolar.
Los doce temas de esta obra directa y enérgica no exhiben decaimiento en su discurso, desgarrados en su exposición por las guitarras contundentes de Hetfield y Hammett, y elevados a los territorios inaprensibles del hipnotismo metalero por el bajo de Trujillo y la batería de Ulrich.
Nota: Metallica tienen previsto actuar los próximos 12 y 14 de julio en Madrid, en el estadio Cívitas Metropolitano.
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