Luciano Fabro tinta con “arte povera” el Palacio de Velázquez

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Luciano Fabro es objeto de la primera exposición antológica en España desde su fallecimiento, ocurrido en 2007. Más de media centena de piezas del turinés componen la completa muestra, elaborada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Luciano Fabro fue uno de los pilares del denominado “Arte Povera”/ Photo Credits: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia

A lo largo de las horas en las que los hombres y las mujeres consumían su creatividad, hubo un momento -del día o del crepúsculo- en el que la arquitectura fundió su luminosidad pétrea con los rayos de las esculturas surgidas de la pobreza.

Dentro de esa sumisión consentida, las líneas electrocutaron sus fórmulas geométricas; y el espacio comprimió sus soledades, subido a plintos de pasión y desbocamiento sentimental. Y allí, con el buril entre los dedos, y con sus manos a flor de incienso, se hallaba el italiano Luciano Fabro (Turín, 1936- Milán, 2007).

El maestro transalpino habló al mundo por boca de sus figuras alimentadas con las contradicciones sociales, y entonó con sus cuerdas las melodías barrocas de discursos suicidas, ajenos a la modernidad mainstream.

Unos diálogos de hondos contornos y sinuosas reflexiones, que inundan hasta el próximo 12 de abril el interior acristalado del madrileño Palacio de Velázquez. Lugar capitalino presidido por El Ángel Caído, en el que Joao Fernandes ha desplegado más de cincuenta piezas procedentes del inmenso legado manufacturado por el pupilo de Lucio Fontana.

Luciano Fabro mantuvo a lo largo de su carrera una conversación constante entre arquitectura y escultura/ Photo Credits: MNCARS

LUCIANO FABRO Y LO IMPERECEDERO DE LOS MATERIALES VASALLOS

En el estudio del autor de la serie Habitat era difícil localizar lujosos ingredientes, ni emulsiones renacentistas de canteras extinguidas. El lugar de trabajo del turinés estaba atestado de telas cortadas con patronajes mellados, cobres meditabundos, mármoles surcados por la carcoma rutinaria y cueros repujados en los mercadillos de la ansiedad.

Un conjunto de potentes alquimias que la mente de Fabro atisbó como los que mejor podían traducir la confusión colectiva que padecía la Bota de Europa en los sesenta: época de hippismo y bloques dogmáticos, en la que el individuo vagaba por los eternos océanos de la banalidad consumista.

Luciano Fabro logró idear espacios propios y renovadores/ Photo Credits: MNCARS

Ante la falta de respuestas para atenuar el sufrimiento vital, LF dio vida a sus tubos industriales peleados con la naturaleza salvaje, y los presentó como inusitados documentos sobre el papel de la arquitectura en el futuro. Y con ellos aterrizó en la corriente denominada Arte Povera, que dominó la estela del Viejo Continente entre 1967 y 1972. Asociado a compañeros de vuelo tan imponentes y conceptualistas como Giovanni Anselmo, Alighiero Boetti, Jannis Kounellis, Michelangelo Pistoletto y el español Antoni Tàpies, el escultor latino viró sus objetivos hacia la gente de la calle, hacia la negación del elitismo intelectual y hacia la recomposición del paisaje urbanístico legado por la Antigüedad.

El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía exhibe la capacidad de este hombre para fantasear con la integración multimedia, aunque esta estuviera dirigida por un manual de tradiciones precisas. Series como Italia (siempre colgada de las atmósferas cambiantes), Piedi (donde aborda la interacción afectiva entre la obra y el espacio expositivo) o Impronta (en la que esgrime sus tesis respecto a la transparencia abismal) se alternan en un recorrido maquillado figuradamente por los latidos de Yves Klein y Piero Manzoni.

Luciano Fabro y sus series marcaron un imaginativo lugar lleno de reflexión e integración/ Photo Credits: MNCARS

Fabro falleció hace casi ocho años en Milán, debido a un ataque al corazón. Con su defunción, el mundo del arte perdió a un espíritu multidimensional: diseñador de una selva negra de emociones irresistibles, construida con la madera de bosques que transpiran unión con el sentido primigenio del big bang.

Inicio de los tiempos en los que los términos de belleza y fealdad, perfección y fallo, corrección y fantasía carecían de significado preciso… cual camaleones en ramas invisibles.

Luciano Fabro siempre trabajó con materiales sencillos y cotidianos/ Photo Credits: MNCARS

Más información en

http://www.museoreinasofia.es/exposiciones/luciano-fabro

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