Loreena McKennitt es una compositora que nunca esconde la naturaleza de su música.
La creadora de elegante melena rojiza, nacida en Manitoba, es autora de una sinfonía diversa y coherente; que adquiere su paisajismo de infinitud pretendida a través de un especial apego a las raíces celtas, y al folklore sin distorsiones ni renglones torcidos en pos de la mercadotecnia.
La fórmula de McKennitt se basa en la perfección instrumental y vocal para, con estos elementos, construir un mosaico de insinuaciones legendarias, en el que se atisban los vientos somnolientos de La Alhambra de Boabdil; las brumas hechiceras de Avalon; o los amaneceres profundos en tierras imaginarias, regadas por pentagramas deudores de romanticismos eternos.
Estas inspiraciones a golpe de arpa, guitarra acústica o piano son las que imprimen aterciopelados acordes al sorprendente Lost Souls (Quinlan Road y Universal Music): el noveno álbum de estudio de la responsable del recordado The Wind That Shakes The Barley, en el que la artista norteamericana deja constancia de su evidente talento para la lírica.
Las estrofas de las canciones contenidas en la nueva obra de la compositora canadiense parecen apuntaladas por las versos sonoros de poetas como Keats y Yeats, al tiempo que inspiran imágenes que podrían enlazar directamente con el costumbrismo violento y pasional de escritores del estilo de Thomas Hardy.
LOREENA McKENNITT ROZA LA PERFECCIÓN
Las cuerdas admirativas de Spanish Guitars and Night Plazas inician con rigor las primeras pinceladas del profundo escenario que diseña Lost Souls; y lo hacen mediante el enriquecido acerbo historicista de un tema que lleva a los oyentes a épocas de pasados evocadores, relacionados con la tradición romántica de la España de La Alhambra y de los espacios identificados con pretéritos soñados.
Este arranque sitúa el nexo narrativo del álbum en los márgenes aleccionadores de las atmósferas de terciopelo, acomodadas al compás de melodías que denotan misterio, aventura, deseo de exploración, y ansias por descubrir el brillante universo ideado por McKennitt.
La voz, el piano, el acordeón y el arpa de LMcK revelan el compromiso de esta por edificar un decorado de influencias orientalistas, a la vez de estar perfumado con un fuerte aroma a tradicionalismo anglosajón.
Tales inspiraciones son mezcladas con eficacia por el virtuosismo musical de la creadora norteamericana, para alimentar con perfeccionismo milimétrico cada una de las encendidas líricas que conjuntan Lost Souls.
Un cuadro de notas en el que se incluyen cortes de impactante colorismo, tales como Sun, Moon and Stars; Manx Ayrne; o el épico track titulado Breaking of the Sword (canción que McKennitt dedica a los caídos en la Primera Guerra Mundial).
Estos elementos ayudan a que el nuevo trabajo de la vocalista nacida en Manitoba se alce como un exponente claro del talento irreductible, genialidad de sones celtas que definen a la autora del inolvidable The Mystic’s Dream.