Coldplay llevan tiempo representando un cuento interminable, en el que los sonidos habituales en la banda comandada por Chris Martin se transforman en figuradas notas entonadas por una flauta mágica desprendida de la oscuridad de Hamelin, surgida de una apasionada chocolatina elaborada por Charlie Wonka.
El empeño de los autores de Viva la Vida y Parachutes, consistente en buscar un tipo de sintonía alejada de la violencia actual que asola zonas como la de Oriente Medio, ha dado como resultado una especie de sueño onírico, donde las letras alentadoras protagonizan un sinfín de historias teñidas de buenas intenciones, sin desplegar aristas emocionales de significado medianamente tétrico.
Esto genera que Moon Music (Parlophone/ Atlantic Music) se quede en la mera contemplación técnica de ritmos envolventes, más que aportar un mínimo de inspiración profunda e introspectiva.
Antes de Coldplay, el magistral y tubular Mike Oldfield también tuvo su particular Music of the Spheres, álbum con el que el multiinstrumentista de Reading probó suerte con las composiciones clásicas. Una senda iniciada a través de las elucubraciones anteriores del responsable de Moonlight Shadow por trascender en el arte de las partituras memorables, más allá del entretenimiento del pop atronador que había practicado con éxito a lo largo de la década de los ochenta.
Algo similar a lo ocurrido con Oldfield parece haber prendido del espíritu creativo de Coldplay, quienes se rebelan contra la agresividad de un mundo en guerra (solo hay que mirar los actos de Israel contra las poblaciones de Gaza y Líbano), para dibujar un paraíso de melodías fantasiosas y de imágenes deslumbrantes.
Los diez cortes de Moon Music se antojan como odas acumulativas, aunque sin poseer pinceladas identificativas claras. Una paleta de colores incapaces de herir la sensibilidad de los que escuchan, en la que se suceden las aportaciones de Jon Hopkins, Burna Boy, Little Simz, Elyanna, Tini y Ayra Starr.
Chris Martin y sus compañeros de Coldplay ejercen de ilustres anfitriones, para que cada uno de los colaboradores encuentren su sitio en la pieza encomendada; a pesar de que al final el destino de las canciones acabe sepultado por el leitmotiv colectivo de tonos bajos y bodegones de neón.
COLDPLAY MAXIMIZAN SU REACCIÓN CONTRA LOS MALES DEL MUNDO ACTUAL, CON UN ÁLBUM MARCADO POR LOS MENSAJES POSITIVOS
El inicio de “once upon a time“, con el que Chris Martin arranca el tema Moon Music, se expande con fuerza fabuladora por los surcos de este ECO Cd; y diseña una ingeniosa realidad paralela.
Dentro de ese cosmos hilvanado de la nada, las letras se acoplan en un pretendido lazo luminoso, como el que ilustra la portada del disco (imagen tomada en Argentina por el fotógrafo Matías Alonso Revelli).
Moon Music cumple a la perfección con la primera entrega de Music of the Spheres (From Earth with Love), en su orquestación de un pop sin fisuras en torno al positivismo militante que transmite, equidistante de otras propuestas más reactivas en cuanto a la lucha frontal a través de la música.
Al escuchar el décimo trabajo de estudio de Coldplay es fácil comprender que la banda se refugiara en Punta Paloma (Tarifa), para grabar cada uno de los temas.
Martin, Guy Berryman (bajo), Jonny Buckland (guitarra) y Will Champion (batería) se dejan llevar por las sensaciones de un paisaje tan singular, y tal actitud de comunión con la naturaleza dota a los temas de un enfoque más esotérico que alentador. Un latiguillo naif que se percibe con rotundidad en el puñado de songs relativas al amor, los viajes astrales, la confraternización con los alienígenas y las eternidades sustraídas a la aparatosa y asfixiante inmediatez; elementos bastante frecuentes en la discografía reciente de la formación británica.
Nota: Moon Music fue lanzado al mercado sincronizado con su presentación en una serie de cines IMAX escogidos por todo el mundo.