Enya pone música a la isla de Sark
Enya regresa a la actualidad discográfica con el octavo trabajo de su carrera: Dark Sky Island (Warner Music/ Aigle Music). Una obra que despliega inspiración instrumental, y que evoluciona a través de las escenas audiovisuales que provoca.

En el panorama actual de la mercadotecnia y las modas, es difícil encontrar muchos artistas que se mantengan fieles a sus fórmulas estilísticas. Una determinación que, independientemente de las posibles novedades o profundidades sonoras que albergan sus proyectos, Enya Brennan (Eithne Ni Bhraonain en Co. Donegal, Irlanda, 1961) siempre a preservado, por encima de riesgos innecesarios e imposiciones externas.
La filosofía activa de la autora del portentoso Watermark (1988) y del emocionante Shepherd Moons (1991) no ha cambiado a lo largo del tiempo. Y eso que la natural de Eire lleva en el candelero de las ondas la friolera de treinta y cinco inviernos. Incluso el aspecto físico de la magistral pianista no se ha visto especialmente alterado, desde que comenzó allá por 1980 con la banda de su familia: Clannad.

Dentro de ese universo de melodías poéticas, las doce composiciones de Dark Sky Island trasladan las notas surgidas de sus teclados a una tierra inexplorada, en la que las sombras y las luces son protagonistas destacados, y donde la perfeccionista labor de Nicky Ryan (en la parte de la producción) surge en cada escala.
ENYA HUYE DE LO SUPERFLUO
“The Humming es una canción que habla del cambio en el interior del universo“. Tales palabras, con las que la responsable de Orinoco Flow definió uno de los temas más emulsivos de su nuevo CD, sirven para englobar la totalidad de un álbum en el que lo importante es dejarse llevar, sin grandes sobresaltos a los que hacer frente.

Un viaje por el sur de Francia fue el motor real que impulsó a la ex miembro de Clannad a iniciar el curso de imaginar Dark Sky Island. Enya concibió sus armonías como si de cuadros se trataran, y esa idea la comunicó con energía a la letrista Roma Ryan.
Ellas y Nicky Ryan se encerraron durante largas jornadas en el estudio que la artista posee en Dún Laoghaire (en County Dublín), para dar forma a la vaporosa carne de las escenas que alimentan cada track, y que quedan entonadas con argumentos evocados muchas veces mediante lenguajes inventados (Roma incluye su célebre loxian en varios de los cortes).

Con los ecos de las teclas de su eterno piano y la colaboración del músico de jazz y rock Eddie Lee en Even the Shadows, la creadora de Donegal exhibe los colores que enfocan sus espacios secretos: unas veces sumidos en las orquestaciones ancestrales (Astra et Luna, The Loxian Gates) y otras con los acordes nostálgicos de la baladas celtas (So I Could Find My Way, Echoes in the Rain, Sancta Maria).
Todo un conjunto de matices que dirigen este inteligente recorrido por habitaciones transitadas con anterioridad. Casa de resonancias afectivas que Enya adorna con la paleta reflexiva de su querencia hacia los paraísos melancólicos y ultraterrenos, presididos insistentemente por una Madre Gaia pletórica en frondosidades edénicas.

Audio del tema The Humming, proporcionado por Enyatv
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