José Luis Gil entra en el universo de Woody Allen
José Luis Gil abandona cada tarde la comunidad de vecinos de Montepinar para ponerse al frente de Si la cosa funciona, en el Teatro Cofidis Alcázar de Madrid.

Cuando Alan Jay Lerner se propuso adaptar al género musical Pigamlión, según la historia que George Bernard Shaw orquestó a partir de la fábula de Ovidio, al experto letrista le saló la colorida y romántica My Fair Lady.
Décadas después, la misma obra le inspiró a Woody Allen el guion de la película Si la cosa funciona. Pero el cineasta neoyorquino no vio la alegría londinense que atisbó su predecesor, sino que se quedó en la ácida existencia de un Henry Higgins con un genio de mil demonios, y una Eliza Doolitle mucho más liberal que la florista del Covent Garden.
El citado filme de Allan Stewart Königsberg fue estrenado en 2009, con un éxito moderado de público. Sin embargo, pese a la poca reacción de la taquilla, lo que no se le puede negar al largometraje del estadounidense es que fuera una fiel y representativa muestra de la filosofía tras las cámaras del responsable de Manhattan.

Mediadas seis temporadas desde el paso por las carteleras de la mencionada cinta, Alberto Castrillo-Ferrer y el actor José Luis Gil recuperan el libreto de Allen, para montar la versión en español de la irónica historia. Una aventura que les tendrá a ambos encerrados en el interior del Teatro Cofidis Alcázar de Madrid (Calle Alcalá, 20), a partir del 10 de abril.
JOSÉ LUIS GIL TOMA EL TESTIGO DE LARRY DAVID
“Es un lujo poner en pie los diálogos de un maestro como Woody Allen, entender su lucidez de pensamiento, hacer que los espectadores se diviertan reflexionando, rían y empaticen con los personajes…”, comenta Castrillo-Ferrer.
Las palabras pronunciadas por el director desprenden la admiración sentida hacia los guiones del ex de Mia Farrow: un gusto reverencial, que se transmite con fuerza a cada uno de los resortes que conforman el montaje.
Un respeto que no hay que confundir con el atisbo de una rígida fotocopia de la movie, ya que el experto escenógrafo ha incorporado importantes modificaciones en la traslación a las tablas.

Para empezar, el cuadro artístico ha sido limitado a cinco papeles, y los decorados exhiben una Nueva York concitada a través de efectos sonoros y visuales. Aunque lo más importante sea la atmósfera urbana que crean los inteligentes y divertidos diálogos.
Eso con respecto a las novedades. En cuanto a los parecidos reconocibles, lo que sí se ha mantenido más o menos igual es el argumento que da pie a la trama. Como en la película, la acción gira en torno a un aislado y gruñón tipo de mediana edad llamado Boris (José Luis Gil): un hombre que pasa por la vida sin empatías voluntarias, y con opiniones que no se esfuerza por compartir con los demás mortales. Y así continúa, hasta que un día conoce a la bella y joven Melody (Ana Ruiz): una chica treinta años más joven que él, la cual entra en su casa para quedarse.

Sin saber muy bien cómo ni por qué, el maduro protagonista acoge a la muchacha en su hogar, y se toma la relación con ella como si fuera la de un moderno Pigmalión. Pero en la educación de la gachí, los sentimientos amorosos entre el profesor y la alumna comienzan a despertar en la pareja algo muy parecido a la pasión.
Gil y Ruiz tienen entre manos la difícil misión de hacer que los asistentes eviten las comparaciones con Larry David y Evan Rachel Wood. Una labor que tendrán garantizada de antemano si los que acuden a la sala lo hacen con la mente libre de prejuicios, y disfrutan Si la cosa funciona como lo que es: una obra que pretende alcanzar la distinción por sí misma.
Solamente con esa actitud, la cosa sí funcionará como debería hacerlo…

Más información, entradas y horarios en
http://www.gruposmedia.com/si-la-cosa-funciona-jose-luis-gil/