Belle and Sebastian se lanzan a las pistas de baile
Belle and Sebastian presentan su noveno disco de estudio. Una obra horneada con el fuego del pop épico y reivindicativo, que lleva por título “Girls In Peacetime Want To Dance” (Matador Records).

Glasgow es una ciudad construida a base de elementos contradictorios. Enclavada en la Escocia de Sir Walter Scott, la tercera urbe más grande del Reino Unido arruga el ceño en los páramos de la depresión y las cifras lacerantes del paro, al tiempo que desborda creatividad y talento artístico.
Pocos adivinarían a simple vista –ante sus muros de frialdad aparente- que el enclave donde se asienta el Museo Kelvingrove es uno de los más activos en la música actual. Por nombres, la city acapara una escena trovadoresca difícil de igualar en cualquier otro lugar del mundo. Un elenco en el que se inscriben los nombres bautismales de ídolos como Mark Knopfler, Franz Ferdinand, Lulu, Mogwai, Primal Scream, La Roux, Simple Minds…
Dentro de esa escuadra de maestros de las sinfonías contemporáneas, Belle and Sebastian copan uno de los puestos más destacados en la lista. Esta banda -alumbrada en Glasgow durante 1996- ha desarrollado un currículo singular y diferente a través de las décadas. Senda brillante y con personalidad propia que tendrá el próximo 20 de enero su última expresión en formato de disco: “Girls In Peacetime Want To Dance” (Matador Records).

BELLE AND SEBASTIAN ACOPLAN SU GUSTO MELÓDICO
Diseminado en varios compactos y vinilos, este trabajo de los escoceses (que produce el interesante Ben H. Allen III, quien ha hecho maravillas con Gnarls Barkley y Animal Collective) muestra un sonido hipnotizador, como sacado de una evolución genética con aroma a los inspirados años ochenta.
En los temas que completan este noveno álbum del grupo isleño se pueden atisbar horizontes de melosos contornos a lo Deacon Blue, orquestaciones pop-dance a lo Aztec Camera y barrocos acordes que bien podrían estar firmados por los mismos Travis. Cadena de sensaciones pretéritas que nutren la ambigua voz de la violinista Sarah Martin, jaleada por las asunciones tayloristas de Stuart Murdoch.

De fácil consumo y gran carga poética, “Girls In Peacetime Want To Dance” (título que remite imaginariamente al alegre hit “Girls Just Want To Have Fun“, de Cyndi Lauper) guarda en su interior joyas de valencia considerable, del tipo de la nostálgica Nobody’s Empire, la sentida Enter Sylvia Plath, la irónica Perfect Couples Are Breaking Up y la esbelta The Cat With The Cream.
Todo ello diseña una obra que revela el excelente momento activo en el que se encuentran Stuart Murdoch (voz, guitarra y teclados), Stevie Jackson (voces y guitarra), Chris Geddes (teclados), Sarah Martin (voces y violín), Mick Cooke (trompeta y bajo), Bobby Kildea (guitarra y bajo) y Richard Colburn (batería).
Pese a que aún están planeando su gira por Estados Unidos, los chicos surgidos de la fábula de Cécile Aubry presentarán este intenso y cromático trabajo en Europa, a lo largo de 2015. Cuando lleguen, con sus instrumentos sobre la tarima y la fisicidad frente a los micrófonos, las canciones de estos rapsodas del indie profundo alcanzarán las esencias verdaderas con las que fueron concebidas.
Unos aires gélidos y enternecedores que, probablemente, harán volar la memoria de los asistentes a ese Glasgow de partituras andantes y de molinos asediados por las líricas soñadoras.

Vídeo promocional de “Nobody’s Empire“, colgado en youtube por bellesglasgow
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